sábado, 27 de agosto de 2011

Costilla de cerdo, guisantes y champiñones.



Otra receta sencilla, sabrosa, económica y enraizada en nuestra cocina popular.

Sencilla y lógica, por otro lado. Fácil de entender el equilibrio de los ingredientes y más fácil aún dar buena cuenta de la preparación junto a uno o dos amigos, que las señoras, por lo general, se alejan de los productos del cerdo cuando éstos no han sido curados según las reglas y comprados a precio de reloj suizo.

Ingredientes para tres comensales:

750 g. de costilla de cerdo cortada a dados.
3 dientes de ajo hermosos (nada de miniaturas).
500 g. de champiñones.
300 g. de guisantes congelados (si es temporada y los guisantes son frescos, mucho mejor).
Medio vaso de vino blanco.

Aceite, sal, pimienta, perejil, hoja de laurel, ramita de tomillo, agua o caldo vegetal.


Procedimento:

En una cazuela he puesto aceite y los tres ajos sin pelar, con un corte en su cara redondeada.

Cuando el aceite ha llegado a temperatura he incorporado la costilla de cerdo, el tomillo y el laurel, he revuelto para evitar que se pegue y he subido el fuego para dorar la carne, previamente salpimentada. He seguido de cerca el proceso para asegurarme que cada trozo se dorase por todas sus caras.

Una vez conseguido el tono oscuro que tanto me agrada he sacado la carne de la cazuela y la he reservado.

He limpiado los champiñones despojándolos de los pies y lavándolos en un recipiente lleno de agua con unas gotas de vinagre para evitar que se oscurezcan.

Los he escurrido y los he echado en la cazuela en la que he frito la carne, con el mismo aceite.

Unas vueltas y cuando los champis han adquirido la consistencia adecuada, blandos pero sin excesos, los he sacado con una araña o una espumadera y los he reservado a su vez.

He añadido al líquido de cocción medio vaso de vino blanco, he llevado a ebullición, he dejado reducir un poco, rascando el fondo con una paleta de madera para recuperar los sabores, he echado los guisantes, he esperado de nuevo el hervor y he reincorporado la carne al recipiente.

He añadido un cucharón de caldo vegetal –podía haber sido agua- para que el contenido de la cazuela quedase casi cubierto de líquido. Cuando la ebullición ha vuelto a animarse he bajado el fuego y he ido vigilando, probando al cabo de un rato los guisantes, añadiendo los champiñones y dos cucharadas de perejil picado muy fino y dejando cocer durante unos minutos más a cazuela destapada.

He vuelto a probar, he apagado el fuego, he tapado la cazuela y mis dos colegas y yo hemos visto por TV3 la clasificación del gran premio de Bélgica de Fórmula 1.

Después hemos puesto la mesa y hemos comido lo cocinado. Hemos acompañado el guiso con una ensalada de escarola y nos hemos bebido un par de botellas de Montsant, pero el vino puede ser cualquier otro, ya lo suponen.


Pierre Roca


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